Nadie ignora el papel que cumplen las pequeñas y medianas empresas en la economía de cualquier país. Contribuyen con porcentajes importantes al PBI, generan buena parte de los puestos de trabajo y son la fuente de productos y servicios innovadores. Las empresas familiares no son una excepción a la regla. Los especialistas Miguel Angel Gallo y Guillermo Perkins, profesores del español IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa ) y del IAE respectivamente, analizan los nuevos desafíos y tendencias que deben enfrentar estas organizaciones en el nuevo milenio.
-¿Por qué cree que las empresas familiares comenzaron a abrirse a terceros?
Miguel Angel Gallo: Las empresas familiares se caracterizan porque no se abren a terceros. Pero, si quieren crecer -y para vivir en el mundo empresario hay que crecer- y quieren evolucionar, es oportuno que algunas de ellas vayan a la Bolsa o admitan socios terceros. Si no lo hacen, no crecerán. No sé cómo es la situación de la Argentina pero en Europa -y en el mundo occidental en general- hoy hay mucho más dinero que lugares donde invertirlo. ¿Por qué España compra aquí lo que compra? Porque tenemos cuanto dinero queremos. Hay en el mundo tanto dinero como se quiera. Lo que no hay son ideas. Y las empresas familiares pueden ser una buena fuente de ideas. Pueden serlo pero tienen que tener la voluntad de serlo. Muchas de ellas, tienen que querer perder la comodidad en la que viven. |
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-Usted mencionó que, en Europa, las empresas familiares que operan en Bolsa son más rentables que las que no lo son.
-M.A.G: La última muestra es de una firma especializada en llevar empresas que se denomina ODDO. Han estudiado el proceso de rentabilidad de empresas familiares en todos los países de la Unión Europea en los últimos 20 años. Si bien son pocas, han descubierto que la rentabilidad promedio de estas empresas es superior al índice de rentabilidad general de la Bolsa. Personalmente creo que esto es así por el hecho de que, cuando una empresa familiar es suficientemente grande, ha pasado por las enfermedades de la primera generación y de la segunda, se ha vacunado contra todo esto y se anima a ir a Bolsa, los valores que la empresa familiar tiene como propios encuentran un campo de cultivo sensacional.
-¿Por qué las empresas familiares argentinas se venden? ¿Por falta de vocación, por comodidad o por la globalización?
-Guillermo Perkins: El año pasado presenté una investigación en París, en la Family Business Network, sobre las razones de venta de las empresas familiares argentinas. En primer lugar, hay un hecho nuevo. Se produce un shock competitivo y con el shock competitivo aparecen compradores. Se trata de empresas que definen su estrategia de entrada del país a través de adquirir compañías. Y hacen ofertas de un valor que supera el valor que esa empresa tiene dirigida por la familia. El flujo futuro de fondos que el nuevo comprador le puede producir a la compañía supera al flujo de fondos futuro que la familia le puede proporcionar, al menos en lo que hace a las expectativas. Esto ya genera ofertas muy interesantes.El origen de las ofertas tiene que ver con el negocio y con la estrategia de entrada en el país de empresas internacionales. |
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-Pero ¿cuáles son los argumentos que utilizan a la hora de vender?
-GP: Al preguntarnos por qué las familias venden, aparecen argumentos de todo tipo. Un primer argumento es que la oferta es muy interesante y tentadora como para no llevarla a una mesa de decisión. También hay presión compradora y eso se traduce en una mesa de dueños que se sientan a conversar. De ahí en más, deciden qué hacer. Las que venden son aquellas que, más allá de la oferta tentadora, resuelven un problema: la falta de unidad latente. Seguían juntos porque no tenían alternativa para vender. Y allí se descubre que la unidad no es lo suficientemente fuerte como para seguir haciendo el esfuerzo. Finalmente, optan por vender. Lo que se ve como un proceso marcado por una gran cantidad de empresas familiares que, en los últimos años, cambiaron de manos, en realidad es un fenómeno que se dio porque apareció la alternativa. Había un montón de empresas familiares que se hubieran vendido antes porque no había voluntad para seguir, para hacer estrategias más agresivas. Se abre la economía, vienen competidores y para competir hay que hacer las cosas muy bien, hay que poner dinero y esfuerzo. Además, aparece alguien que quiere comprar. Se trata de una decisión difícil. Algunas optaron por vender y otras no. ¿Por qué hubo muchas que vendieron? Simplemente porque hubo mucha oferta, mucha presión compradora. Y con presión compradora, los familiares que no tenían voluntad de seguir, prefirieron bajarse del carro. Sin embargo, en las operaciones más resonadas, el familiar que estaba a cargo se quedó un tiempo con el nuevo dueño, como presidente u órgano consultor del nuevo gerente general. Esto muestra que los que si tenían voluntad para continuar pudieron quedarse de alguna manera u otra.
-Salvo excepciones, ¿las empresas familiares argentinas están destinadas a ser PYMES?
-G.P.: No, para nada. Tienen las mismas posibilidades de dejar de serlo que las que no los son. Quizás sean pymes porque no tienen voluntad de crecer y de hacer esfuerzo para cambiar. Ser empresa familiar no es sinónimo de PYME. Como ejemplo, basta nombrar a Perez Companc, Techint, Arcor, Coto, Socma, entre otros. Entre las empresas que no vendieron hay empresas chicas que resistieron la oferta compradora. Están haciendo un esfuerzo por crecer y asociarse. Creo que en un escenario donde la situación competitiva de todos los sectores es competir con empresas globalizadas, para poder crecer, las empresas familiares tendrán que adecuarse a esa situación, asociarse, ser partner local, dedicarse a servicios que por determinada defininción es bueno que lo haga una empresa familiar. .
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Fuente: intermanagers |
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